La crisis económica sigue generándonos preocupación día a día. Pero como aquí estamos para ayudarte a ocuparte más que a preocuparte, te damos algunos consejos para que calmes el estrés y pongas en marcha tu capacidad de ahorro.

¿Por dónde empiezo?
El paso número uno es planificar, fijar objetivos, saber dónde estamos paradas hoy  y  a dónde queremos llegar. Trazá un camino, una hoja de ruta conociendo cuales son las circunstancias reales que atraviesan tus finanzas. Es de vital importancia saber si estamos ante un cuadro leve o si nuestra economía ya pasó a terapia intensiva.

Pasamos a la acción
Una vez que tenés listo el mapa, vamos por la búsqueda del tesoro. Ya conocemos con números precisos como venimos de ingresos y egresos, hicimos cuentas y tenemos claro a cuánto ascienden nuestras deudas, vamos ahora a pasar a la acción. Organizá un presupuesto y respetalo rigurosamente.  Poder cumplir con los objetivos que te propongas. te hará sentir muy bien con vos misma y te facilitará las cosas para ir recuperando el autocontrol, sobre todo si venía muy descarrilado.

Un buen consejo
Una excelente recomendación sería que intentes apuntar todos los gastos que realizás, durante un mes entero, o al menos durante una semana. Hay aplicaciones que podés usar en el celular, que te pueden servir para tener todo organizado y sino recurrimos al viejo y querido Excel o al bloc de notas y vamos registrando cada movimiento. Este ejercicio nos permitirá conocer cuánto dinero se va en lo cotidiano, y que al irse sumando poquito a poco, representa una gran cantidad de cash que podríamos redestinar a otros fines.

Tarjeta de crédito “en capilla”.
Puede ser tu gran aliada pero también tu peor enemiga si no sabés gestionar la relación que tenés con ella. Usala en situaciónes especiales, cuando conviene sacar algo en cuotas, pero no te mal acostumbres a pagar todo con la tarjeta de crédito. Es un salvavidas cuando no llegás a fin de mes, pero un dolor de cabeza cuando aparece el siguiente resumen. El peor error que se puede cometer, y en el que cae mucha gente, es pagar el mínimo ¡No lo hagas! ¡Vas a tener pesadillas con los intereses! Si ves que ya tenés explotada la tarjeta y no sabés como controlarte, dejala en casa guardada en un lugar seguro. Es una buena manera de no tenerla a mano y estar al acecho cada vez que caemos en una tentación de compras.

Tipos de gastos
Los gastos son como los hombres ¡no son todos iguales! Hay gastos fijos, necesarios y hay otros opcionales, que sirven solo para cuando queremos darnos un gustito ¡Atención entonces! Escribí una lista de cada uno de ellos y tenelos muy bien diferenciados.

Fondo de reserva
Ante todo queremos ser mujeres preparadas para las emergencias. Aunque cueste, hay que dejar separado un fondo de reserva que nos permita dar soluciones a cuestiones imprevistas ¡Que no te agarren desprevenida!